Charles Ives (Josep Pascual)

[Impromptu]

Charles Ives. Josep Pascual.

(Danbury Connecticut), 20 de Octubre de 1874- Nueva York, 19 de Mayo de 1954.

No faltan casos en la historia de la música en que el estilo de un compositor ha venido marcando, además de por las vivencias musicales de la infancia ( algo bastante común), por los afectos musicales de alguien muy próximo. El padre de Korngold hízo de él un postromántico, Takemitsu se interesó por el jazz gracias a los discos de su padre y por el koto gracias a su tía, Johann Strauss II llevó el vals impulsado por su padre a la más alta expresión, Musorgsky estuvo siempre cautivado por el folclore ruso desde que en su más tierna edad escuchara a su aya cantar melodías populares....
Y en el caso que nos ocupa, Chrarles Ives, su padre tuvo mucho que ver con el compositor audaz e inquieto que aquél seria.
El padre de Ives era director de banda, de coro y de alguna orquesta, despertando en el muchacho un vivo interés, simúltáneo ( dato que hay que tener en cuenta en la música de Ives) por la música popular americana, por la música de banda y sinfónica, y por los himnos protestantes. Pero el padre de Ives gustaba de experimentar con los sonidos.

Así lo recordaba el compositor: “ Tocaba melodías en cuartos de tono y trataba de que la familia las cantara. Pero recuerdo que abandonó aquello, salvo como medio de castigo, si bien llegaron a gustarnos algunas de las melodías que se atenían a la escala habitual, pero con introducción de cuartos de tono. Después de trabajar durante algún tiempo, llegó a la convicción de que había que aprender algunos acordes de cuartos de tono antes que las melodías de cuartos de tono tuvieran cierto sentido y se hicieran naturales para el oído y, por tanto, para la voz “. Y el pequeño Ives gustaba de experimentar y su padre le animaba a ello. Así encontramos que Ives compone en 1893 una fuga a cuatro voces asignando a cada una de las partes una tonalidad distinta ( The song for Harvest Season ); que escribe sirviéndose de la politonalidad en fecha tan temprana como 1894, año de la creación de su Psalm 67, y también de 1894 data su psalm 54, que se sirve del empleo de escalas de tonos enteros; con cuartos de tono en 1903 ( año de Three quartet-tone pieces, para dos pianos ); con la forma abierta del cuarteto con piano Hallowe, en ( 1911 ) y con los clusters mucho antes que Lutoslawski y Ligeti, a partir de 1916. Incluso el contrapunto que podríamos llamar total ( que afecta no solo a líneas melódicas sino también a armonías, dinámicas, timbre y hasta creando a partir de distintas velocidades ) que hallamos en el Stockhausen de finales de la década de 1950, el de Gruppen ( 1955-1957 ), se encuentra en buena parte de sus obras orquestales.. Intuyó la aleatoria y se ejercitó en la politonalidad y en la polirritmia, y escribió libremente entrando de lleno en la atonalidad. Los años más decididamente experimentales fueron los que se extienden entre 1903 y 1916 pero, sorprendentemente, dejó de componer mucho antes de morir; abandonó la creación musical en 1928. Schömberg dijo de él: “ Hay un gran hombre viviendo en este país, un compositor. Ha resuelto el problema de como preservarse a sí mismo y aprender. Responde a la indiferencia con el desdén. No se le puede forzar a aceptar elogios o censuras. Su nombre es Charles Ives “. Y es que Ives no sólo era indiferente al público ( sus obras empezaron a ser conocidas ya en la década de 1930, cuando había dejado de componer), sino que no se planteó nunca dedicarse intensamente a la música. De hecho, durante toda su carrera creativa compuso los fines de semana y en ratos perdidos, como las horas que pasaba en el tren en los viajes de ida y vuelta entre su casa y el lugar de trabajo. Y su trabajo era una ocupación tan poco artística como agente de seguros. Este empleo le hizo muy rico, e incluso llegó a escribir un libro, auténtico éxito de ventas, titulado The among to carry. Measuring the prospect ( 1912 ), que durante muchos años fue de lectura obligada entre la gente de esta profesión. Así pues, una holgada posición económica y un práctico aislamiento del mundo musical le permitieron desarrollarse ajeno a todo cuanto pasaba a su alrrededor en el plano estético. Ives fue fundamentalmente un autodidacta, aunque, además de las experiencias musicales con su padre, tuvieron para él decisiva importancia las clases de Horacio Parker ( Auburndale, Masschusetts, 1863- Cedarhurst, Long Island, 1919 ). Y ese autodidactismo y un deseo de experimentación que va en pos de un lenguaje propio hacen de Ives una figura especialísima no sólo en el panorama musical americano sino en el mundo musical contemporáneo, llegando él sólo a algo más que intuiciones y adoptando procedimientos y técnicas que otros desarrollaron después que él sin saber, ni Ives ni éstos, de tales experiencias. Cuando la música de Ives empezó a ser con ocida, fue toda una revelación. Podemos marcar el principio del conocimiento más o menos generalizado, tanto en América como en Europa, de su música en el año 1931, fecha del estreno americano de la pieza orquestal Three Places in New England ( 1908-1914 ) en Boston; se dio a conocer al año siguiente en Paris, Berlín y Budapest otra de sus obras orquestales, The Fourth of July ( 1911-1913 )
Entoces los compositores americanos le toman como referente. Cage dice de él: “ Ahora tenemos una música que no depende de la historia musical europea, Ives parece ser el comienzo de ella “.
Y para Coplan, Ives es la esencia misma del compositor americano: “ En Ives percibimos el esfuerzo por alcanzar lo trascendental y lo universal autóctono de la parte de América donde nació”. Pero el reconocimiento a su obra, algo que nunca persiguió, le llegó muy tarde. Pensemos por ejemplo, que su sinfonía nº 3 ( 1901.1904) fue estrenada en 1946, ganando gracias a ella el Premio Pulitzer de música más de cuarenta años después de haberla terminado ( y su anterior Sinfonía nº2,
compuesta entre 1900 y 1902, se estrenó en 1951 ).

En nuestros dias, Ives está considerado unánimamente uno de los grandes compositores del siglo XX, algo que, posiblemente, sorprendería al propio interesado.