Xinver escribió:La analogía que pones es interesante y yo veo ahí dos aspectos:
1. La "búsqueda" del "placer" cerebral.
2. La plasticidad del sistema nervioso.
En lo primero no hay duda (desde mi punto de vista). Lo que pasa es que los patrones de obtener esa sensación placentera son variables y subjetivos. Vamos para no irme por las ramas, hay gente a quien la música dodecafónica le produzca placer (sin que tenga que resolver en nada).
Es evidente que no todos los cerebros son iguales y los factores que lo modifican y diferencian son casi innumerables. Sin dudas. Por eso dentro de la música hay gente que odia la clásica y le gusta el heavy, o disfruta como locos del reggeton o con Leticia Sabater; de la misma forma que hay gente que se desternilla con chistes de gangosos, racistas, humor negro o el clásico chiste de "un francés, un inglés y un español...".
Sin embargo yo sí veo una clara distinción en los cerebros que necesitan una resolución o conclusión para "saber" que tienen que darse placer y los cerebros que no.
En el libro que os comento que estoy leyendo, ponen como ejemplo la clase de "cerebro buscador". Al parecer hay cerebros que están diseñados para estar continuamente buscando sensaciones. Tal y como yo lo entiendo, son cerebros que se dan placer no por encontrar la solución, sino simplemente por vivir en el conflicto. Aunque no exactamente, pero sí se puede decir que las personas que disfrutan del humor absurdo (en el libro ponen de ejemplo una viñeta que se usó en un estudio para descubrir ese tipo de cerebros) entran dentro de ese tipo. Muy posiblemente, la gente que, de forma innata, les guste (recordad, sus cerebros les recompense con placer) sean de ese tipo.
En todo caso, y aunque cuantificar y generalizar siempre es injusto, yo creo que podemos decir que la mayoría de la gente (de cerebros) son buscadores de soluciones. Por lo tanto, es lógico que haya un mayor número de gente que les gusten los chistes con un inicio, desarrollo y final; las novelas y películas que tengan ese mismo esquema; y la música que ofrezca resoluciones intuitivas. Eso no quiere decir que no haya gente que disfrute de un chiste de humor absurdo; una película o novela sin resolución (más allá de que salva el
Fin o no haya más páginas); que disfrute con el arte contemporáneo o la música de la que hablamos. Pero desde mi punto de vista, es una minoría en comparación. Por eso decía que la única forma de esa música mire de tú a tú a la Música actual (me refiero a predominante y fundamentalmente aceptada a nivel mundial) es que los cerebros de la mayoría cambien.
La plasticidad del cerebro es innegable y eso apoya bastante que el aprendizaje de ciertas cosas puede llevar a su aceptación (o rechazo). Es una de las cosas que comentaba el artículo que mencioné al principio, donde decía que el disfrutar de estas músicas se puede aprender, dado que estamos inmersos en todo momento en la música tonal.
Sí, es evidente que conocer algo en profundidad te hace verlo (u oírlo) de distinta forma. Pero en este punto creo que cometemos un error. Lo cierto es que la música actual, intuitivamente, le gusta al cerebro. Por introducir otra analogía, pondría el mundo del arte plástico (después de todo, llevan un camino de la mano, en muchos casos). A todos los cerebros les parece "infantil" el arte prehistórico, incluso hasta el medieval. Luego tenemos una gran fractura donde el realismo y la búsqueda de plasmar la realidad nos deja sin respiración. A todos nos gustan esas representaciones artísticas. A partir de ahí empiezan a surgir corrientes más técnicas. Algunas de ellas siguen conectando con la intuición del cerebro, por ejemplo expresionismo o impresionismo. No es exactamente lo que el cerebro espera encontrar como resolución de una obra, pero sigue teniendo, a nivel de andamiaje, una conexión. Y luego entramos ya en la fase abstracta o mayor parte del actual arte moderno y contemporáneo. Y es en esa última fase donde ocurre algo que se puede comprar a lo que dices... necesita aparecer la figura del experto o crítico que le diga a la gente si es o no es arte. Con la música, desde mi punto de vista, ocurre ese mismo viaje. Con la salvedad que la música está tan arraigada en nuestra vida común que es muy complicado que el paso natural de introducir otra música no termina de arrancar. Porque a la gente (a los cerebros) normal no les preocupa que un tipo relamido de
Connecticut le diga que el artista X es la cúspide actual del arte moderno (aunque tú sólo veas un donut colgado de una pared dando vueltas), será; sin embargo, si alguien te dice que Enrique Iglesias berrea en vez de cantar y que su música es un producto manufacturado... te va a dar igual porque la gente (el cerebro) disfruta de eso; aunque sea la misma canción repetida una y mil veces y la voz de Iglesias esté tratada para que parezca que canta.
Desde mi punto de vista, uno de los "fallos" en considerar la música atonal es hacer constante referencia a la tonal (que es lo bonito, y lo atonal lo "raro" o feo). Fíjate tus mismas comparaciones:
música (humor) clásico vs. música (humor) absurdo
conclusiva vs. no conclusiva
Bueno, quiero apuntar que yo no he dicho que una cosa sea peor (o más feo) que otra. Sólo he dicho que ahí es donde yo veo una clara distinción en clasificar cerebros; puesto que en esos casos existe una fase que, según los estudio, parece indispensable para obtener placer... Pero que no se cumple para todos. Y que tampoco es algo excluyente ni definitivo.
También aclarar que con clásico, me refería no a una época, sino a lo que nos parece más intuitivo y nuestro cerebro. Humor clásico lo considero el conclusivo y humor absurdo lo englobaría en el humor que no necesita conclusión.
También comentar que realmente lo "bonito y feo" tampoco es algo que sea determinante. En este mismo estudio que os comento que estoy leyendo, confirman lo que todos sabemos: la gente que le gusta las pelis de terror o casquería disfrutan y obtienen el mismo placer (evidentemente por otras causas) que los que se ríen de un chiste. Por lo tanto, tampoco es justificable entrar en si es bonito o feo. El cerebro no entiende esa clasificación que queda más a la consciencia del individuo: para mí hacer salto base es una horrenda locura, para otra persona es lo más emocionante y bello que existe en el mundo.
No sé, para mí la música atonal no es absurda ni "no conclusiva".
Es que su lenguaje, su articulación, su forma de expresar lo que sea es DIFERENTE de la tonalidad.
Para mi no se pueden comparar, en su esencia teórica. Otra cosa es que en la práctica se puedan usar entremezcladamente.
Bueno, quizá en este caso yo esté equivocado. Yo hablo de la música originaria de Schönberg que, hasta donde yo sé, esquiva las conclusiones intuitivas de la música tonal clásica (entiéndase como la música que impera desde hace tiempo). En ese sentido, hasta donde yo sé, sí se puede decir que no es conclusiva, sino que vive el momento presente.
Recuperando la analogía con el arte plástico, para mí es como si pones a un grupo de gente delante de un cuadro de Kandinsky. Probablemente se convencerán de la calidad artística porque cierto estatus ha confirmado que es una extraordinaria obra, pero la mayoría de la gente pensará que su hijo de tres años hace lo mismo y en menos tiempo. Cosa que es un error, por supuesto. Al igual que con la música, si necesitas que alguien te diga que es buena (o necesitas un aprendizaje que no siempre te va a asegurar un éxito) te podrás engañar a ti poniendo cara de éxtasis mientras miras el cuadro, pero tu cerebro seguirá diciendo: tío, no me mires buscando tu dosis de dopamina que a mí no puedes engañarme. : )
Por supuesto puedes tener una revelación y, al igual que con las imágenes estereoscópicas, después de tres horas contemplando el cuadro sin parpadear o escuchando un tema de Schönberg, descubrir la imagen oculta. Pero es lo menos probable, sobre todo cuando le quitas toda intuición a lo que estás viendo o escuchando.
Me he dado cuenta que no he respondido a la pregunta del hilo. Para mí, la culpa es del cerebro. : )