burgmuller escribió:Es increíble las barreras que nos ponemos nosotros mismos. Tengo una amiga que tiene la carrera de piano. Como no le salieron las cosas como ella esperaba, no ha vuelto a tocar el piano. Una verdadera pena. Por más que lo hemos hablado, no hay forma. No quiere ni oír del tema
Nunca habías hablado del tema, sólo espero que esa amiga haya encontrado un buen sustituto, con su pareja, hijos, otro trabajo, lo que sea, el piano no es lo único en la vida. Bueno, lo mío es un semi problema, porque igual toco otras cosas, no tocar más clásicos no me frustará, pero igual le tengo el ojo puesto, me conformo con incorporar unas cuantas cosas más de las que hago, tampoco pretendo que sea un caudal de cosas: todos los conciertos de tal, y todos los estudios de no se quien, sólo aumentar más la dosis. Yo estoy muy claro que ser pianista clásico nunca fue mi sueño, lo que pasa es que de ahí puedo aprender más cosas, sacar más herramientas y además que se que lo puedo hacer, es un asunto psicológico, no de falta de capacidad. Esos asunto psicológicos los conozco,los he dejado escritos por aquí y por allá, son muchos, es que si fuera uno solo, puedo enumerar algunos:
1.- Pretender competir con consagrados para poder destacarse, porque nadie se viene con contemplaciones, nadie se conforma con menos.
2.- Que por una sola nota que no es alguien te lanza una estaca en el corazón, cuando yo nunca todo una pieza igual dos veces, es ir contra mi naturaleza y que alguien lo señale hasta como un triunfo de su parte es algo que me violenta demasiado
3.- El nivel de complejidad es mayor y estoy demasiado acostumbrado a la rapidez, me hace sentir frustrado algo que me lleve mucho más tiempo de trabajo.
4.- Pasar por la partitura también es un fastidio, estoy acosutmbrado a llegar directo a la música de oído, entonces la partitura para mi es un estorbo
5.- El sentimiento de que por más que me esfuerce nunca llegaré a donde otros llegaron con algunas piezas, de repente con otras sí, en eso soy muy orgulloso, con un arreglo o composición mía nunca se sabrá si otro lo puede superar, pero aquí puedes poner decenas de ejemplos sobre la mesa. Entonces yo mismo, por comparación, si empiezo a sentirme una hormiga con respecto a otros pues lanzo lo que es por la ventana, si fuera estudiante, pues claro, pero cuando uno lleva muchos años y se considera profesional ya se llega un punto en que uno no se quiere sentir en pañales con respecto a otros profesionales.
Pero hay estímulos:
1.-El saber que puedo ir mucho más allá de lo que hago, no pienso que tenga la capacidad de un Richter, estoy seguro que no, pero si sé que todavía estoy a medias en ciertas destrezas porque no me he arremangado la camisa para terminar de dominarlas de una vez
2.-Algo tan sencillo como que hay piezas que me gustan ¿no las voy a tocar nunca?
3.-Es un reto, y me gustan los retos, aunque no me fascine ese mundo y toda la música el propio reto de llegar a ellas y dominar sus secretos es suficientemente estimulante para mi. Incluso el propio reto psicológico, saber que eso me oglibará a superar mis propias resistencias que describí más atrás, tendría que desarrollar la paciencia, la humildad, la autoestima, aumentar mi espíritu de observación, expresar emociones y contenidos que no he expresado antes, mejoraría la relación con mi cuerpo porque aumentaría la complejidad técnica.
4.-Es más conocimiento y es el gusto por ese conocimiento y el poder que se eso me puede dar para seguir haciendo cosas que todavía no hago y la posibilidad de que se me abran puertas en lo económico (porque la fama no me interesa).
5.- Hay también un sentimiento de que en alguna parte quiero regalarle eso a mi profesora, donde quiera que esté lo agradecerá