Resulta que después de practicar un buen rato las melodías que toco habitualmente, se me ocurrió tratar de sacar de memoria una melodía que llevaba como un año de no tocar, una canción sin palabras de Mendelssohn.
Al no recordar prácticamente casi nada, las primeras notas las tuve que sacar de oído porque ya no recordaba ni la posición de las manos. Al principio empezó a medio funcionar la cosa pero después me atoré en una digitación un poco complicada y estuve dándole vueltas y más vueltas hasta que logré pasar esa dificultad y seguí adelante. A las pocas notas otra vez lo mismo: imposible avanzar. Ya un poco fastidiado, saqué la partitura y cuál va siendo mi sorpresa!
La estaba sacando medio tono más bajo y por eso no lograba recordar absolutamente nada de la digitación, pero el daño ya estaba hecho: al tratar de recordar la versión correcta, ya mi cerebro no sabía cuál era lo correcto y lo incorrecto hasta que me levanté bastante fastidiado y enojado, dispuesto a "resetear" el cerebro.
Al cabo de unas cuatro horas volví a sentarme al piano y otra vez comencé con la partirura. Afortunadamente ahora sí empezaron a fluir las notas de una forma correcta y en menos de media hora ya había sacado el preludio completo de la melodía.
Que malas pasadas juega a veces la mente!
