Audición semanal: Arenski

[draku]

Sonata 23 "Appassionata"

Vamos con otra de sus grandes sonatas, la Appassionata, que nuevamente define su música como llena de sentimiento. A la hora de escucharla, hay que comprender que Beethoven, revolucionario musicalmente, era aún anterior al Romanticismo, por lo que la fuerza y expresividad de esta sonata causaría sin duda un gran efecto en los oyentes de la época.

Al piano Murray Perahia:

[angel1111]

Curioso.
Sobre esta composición hablaron ayer de madrugada en la radio....

[CROWLEY]

Actualmente no se puede acariciar la cabeza de nadie... te podrían arrancar la mano de un mordisco...”

...o ponerte una camisa de fuerza

[DanielMirelesJ]

A modo de curiosidad, esta sonata de Beethoven era una de las favoritas de Lenin. Sobre ella escribió lo siguiente:

"No conozco nada mejor que la Appassionata. Podría escucharla todos los días. ¡Qué música asombrosa, sobrehumana! Me hace sentir orgulloso, ingenuamente, de que la gente pueda crear tales milagros... Pero no puedo escuchar música a menudo; me altera los nervios... Me dan ganas de decir cosas amables y estúpidas, y dar palmaditas en la cabeza a la gente que, viviendo en este sucio infierno, pueden crear tanta belleza. Actualmente no se puede acariciar la cabeza de nadie... te podrían arrancar la mano de un mordisco...”

Nunca había visto esta definición de artista:

"Persona que a pesar de vivir en un sucio (e inmundo) infierno, tiene la capacidad de crear tanta belleza".

Saludos;

D. Mireles

[CROWLEY]

La vida de Beethoven siempre estuvo marcada por sus enormes pasiones no comprendidas y mucho menos correspondidas.

Estas dos cartas corresponden a la época en que escribió la Appassionata (a la que no puso él ese nombre), así como la bronca monumental que acabó con su huida a Viena de la casa del príncipe Lichnowsky en donde vivía, y la posterior enemistad.

Muy querida y respetada María: El tiempo es magnífico, pero, ¿lo será mañana? Le propongo, pues, ir a recogerla a mediodía para dar un paseo en coche. Como Bigot seguramente ya habrá salido, no podremos llevarle, pero ni siquiera él nos exigiría renunciar al paseo por esa razón. Sólo las mañanas son hermosas ahora, así que, ¿por qué no aprovechar el momento, que vuela tan deprisa? No sería propio de una mujer tan avispada y tan cultivada como María negarme ese placer por simples escrúpulos. ¡Oh! Las razones que usted podría alegar, caso de no aceptar mi invitación, no las atribuiría más que a poca confianza en mi carácter, por lo que ya no podría creer en su sincera amistad. Envuelva usted a Carolina en mantillas de pies a cabeza para que no le pase nada. Respóndame, querida M., si puede. No le digo si quiere, porque si se niega me sentiré ofendido. Así, pues, contésteme solamente si o no. Adiós y procure usted que me sea concedido el placer egoista de compartir con personas en las que tanto me intereso la radiante alegría de la gozosa y bella naturaleza. Su amigo que la respeta.

María Bigot no sólo rehusará esta proposición, sino que hablará de ella a su marido, que no parecía tener una confianza ciega en Beethoven. Este, bastante contrariado, escribe de nuevo:

Querida María, querido Bigot: No puedo sino sentir un profundo dolor al enterarme de que los sentimientos más puros, los más inocentes, pueden ser malinterpretados: en el efecto que ustedes me han mostrado yo no he visto otra cosa que amistad. Deben creerme muy vano y muy mezquino para suponer que las atenciones, incluso de una persona tan excelente como usted, me hacen pensar que me he ganado al punto su inclinación; además, uno de mis principios fundamentales consiste en no mantener más que relaciones de amistad con la mujer de otro; no querría que tales incidentes siembren en mi corazón la desconfianza hacia la mujer que tal vez un día compartirá mi destino, privándome a mí mismo de la vida más hermosa y más pura. Es posible que en alguna ocasión haya bromeado con Bigot de manera burda; ya les he dicho que a veces soy muy maleducado. Con mis amigos -cuento a Bigot entre ellos- soy sumamente natural y detesto verme coartado; si en algo les he ofendido, nuestra amistad exige que me lo digan para que, en adelante, no vuelva a molestarles; pero, ¿cómo es posible que la bondadosa María pueda dar a mis actos un significado tan perverso? En cuanto a mi invitación a dar un paseo en coche con usted y Carolina (Bigot se habia opuesto la víspera a que lo hiciese usted sola conmigo), creí que tal vez ambos lo habían encontrado poco correcto o chocante, y, al escribirla, no quise sino hacerle comprender que atribuía gran importancia a que no rehusara, pues deseaba que se decidiese usted a disfrutar de un día espléndido: me movía más el agradarles a usted y a Carolina que mi propio placer y, al declarar que la desconfianza por su parte o una negativa serían para mi una verdadera injuria, quería obligarla a ceder a mi ruego. Lo cual merece que piense usted en el modo de hacerme olvidar que me estropeó un día sereno, tanto por mi estado de ánimo como por el tiempo que hacía. Su opinión sobre mí muestra claramente que tenía razón cuando le decía que usted no me conocía bien, incluso sin pensar en lo que usted pensaba. Cuando le decía que si iba a su casa ocurriría algo terrible, era más bien una broma que no tenía otro objeto que mostrarle que me atañe todo lo que se refiere a ustedes, y que no tengo otro deseo que poder vivir siempre cerca de ambos; esa es la verdad. Supongamos incluso que hubiera en ello un sentido oculto: a menudo, hasta la amistad más santa puede tener secretos, pero usted no debió tergiversar el de un amigo sólo porque no era capaz de adivinarlo. Querido Bigot, querida María: jamás, jamás me encontrarán vil; he aprendido desde niño a amar la virtud y todo lo que es bello y lo que es bueno. Han herido ustedes mi corazón. pero sólo deseo que eso sirva para acrecentar aún más nuestra amistad. Hoy no me encuentro muy bien y no podré ir a visitarles: ayer, después de trabajar en los cuartetos, mi sensibilidad y mi imaginación me han hecho comprender que les he dado un disgusto; he ido esta noche a una fiesta para distraerme, pero ha sido en vano; su imagen me ha perseguido por todas partes, por todas partes me decia: son tan buenos y quiza sufran por tu culpa. Desalentado, me fui. Escríbanme unas líneas. Les abraza su sincero amigo Beethoven.


Mi interpretación favorita de esta sonata:

[draku]

Geniales aportes, dama y crowley gracias!!

y ya acabamos con sus sonatas!

Sonata 30

Las 6 últimas sonatas de Beethoven (aunque algunos concretan a las 3 últimas) son consideradas, además de obras maestras, un nuevo punto de inflexión del compositor, donde estas sonatas se convierten en su comunión consigo mismo, llevándolas a rumbos musicales inexplorados hasta entonces. La sonata 30 quizás quede eclipsada por la grandeza de las 29 "Hammerklavier" , 31 y 32, pero esta es una sonata igualmente magnífica (ya sólo en su primer movimiento pueden advertirse hasta 7 secciones melódicas que se van repitiendo)

Al piano Buchbinder

[draku]

(1770-1827) Beethoven - Bagatelas

Bagatelas "Para Elisa" y op. 33

Podríamos seguir oyendo obras suyas muy importantes como su última sonata o las variaciones Diabelli, pero vamos a disfrutar de una música más ligera pero también excelente, sus 27 bagatelas, que compuso a lo largo de su vida en varias series como la op 33, 119 y 126, o la muy famosa Para Elisa, que es una bagatela suelta. Vamos hoy con Para Elisa y la op. 33:

[CROWLEY]

Beethoven acostumbraba a hacer trabajos sublimes cuando se inspiraba en una mujer, por ligera y sencilla que fuese la obra.

[draku]

gracias Crowley!, no sabía que había u "Para Laura" además de un "Para Elisa"

11 Bagatelas op. 119

Mientras que la op. 33 era una obra de juventud a los 30 años, Beethoven, ya contaba con más de 50 cuando hizo las siguientes. Vayamos con las 11 bagatelas de la op. 119. Al piano Rudolf Serkin

)

[draku]

Según las voy oyendo, veo que algunas podrían ser facilitas, podrían ser buenas aspirantes para aprendéroslas, la primera del 119 es oreciosa y no parece difícil

[CROWLEY]

Eso mismo me dije yo con la quinta del op.126, y llevo muchos meses peleándome con ella.

Las seis son una absoluta delicia, se nota en ellas su madurez musical. Basta recordar que la misa solemne es el op.123 y la 9° sinfonía el op.125

[draku]

Sí, compuesta 2 años después que la op. 119, esta podría ser la mejor de sus series de bagatelas, que dedicó a su hermano Nikolaus Johann, de hecho él mismo escribió "son probablemente de lo mejor que he compuesto". Si me permites, pongo también una interpretación en vivo, que siempre que puedo la pongo