1 – Descubriendo que hay un camino.
Algo de lo peor que nos está pasando actualmente es dar la cosas por sentadas.
Nos hemos acostumbrado a unas calidades de vida de las cuales ni nos hemos parado a reflexionar como han llegado a nosotros. Pero eso es Historia y es decisión de cada uno el saber de ella, o no.
Aunque el saber de ella suele ser conveniente.
Hemos escuchado que muchas personas han aprendido a tocar algún instrumento sin profesores y sin conocer técnicas musicales.
Siendo sinceros, eso no es del todo cierto. Aunque sea por mera imitación, alguien tuvo que ser el referente (profesor) y aprender la postura de unos dedos o donde se colocan ya es técnica musical, o solfeo, como cada uno quiera llamarlo.
Cuando decidí que iba a aprender a tocar el piano de manera realmente autodidacta, mi pretensión era hacerlo sin tener que aprender solfeo.
A lo largo de mis 56 años ya había recibido directa o indirectamente el mensaje de que “aprender solfeo es un tostón”. Así que influido, de la misma manera que nos influye la publicidad que nos rodea, y guiado por esa absurda parte de la idiosincrasia humana que es la ley de “conseguir lo mejor” ¡¡¡ para mi !!! desde el mínimo esfuerzo. Me lancé a la búsqueda de....... ¡¡¡¡¡ EL MÉTODO !!!!!.
Un par de semana más tarde y muchas paredes marcadas en mis narices, me hicieron rendirme a la evidencia. Eso no existe.
“¡¡¡ Si hombre !!! que fulanito y menganito (grandes figuras de la música) lo consiguieron y mira donde llegaron.”
Eso tampoco es del todo correcto, ya que fulanito y menganito tenían ciertas capacidades para asimilar en su cabeza la música de tal manera que conseguían tener la esencia del solfeo pero sin “la paja”.
Por poner un ejemplo algo alejado de la realidad pero con el que creo que se entienda.
Ellos podían ver como alguien hacia un acorde en el mastil de una guitarra, asimilaban el sonido, la posición y su unión con otros acordes, pero no les daban nombre, ni explicación alguna de el. Asimilaban y después desarrollaban (a su manera) "la técnica".
No es que lo imitaran (o a veces si), es que lo aprendían y razonaban a su manera, y hacían suyo ese conocimiento. Luego, con el tiempo, ya se preocupaban de saber como se llamaba porque necesitaban comentarlo con otras personas.
Ellos tenían su “solfeo” particular e innato. Pero seamos sinceros, pocos nacen con esa capacidad.
Otro tema son los que aseguran de forma tácita o más contundentemente, que no hace falta y lo quieren demostrar.
“Ven, toca esta tecla y ahora esta otra. ¿A que suenan bien? Genial, esa se llama Do y esa Re”
¿Pero no habíamos quedado en que no tocaríamos el solfeo?, entonces ¿para que me dices el nombre de las notas?.
Nooooo, es que esto hay que saberlo, y tal y pascual.”
O los que le ponen a uno a aprender melodías muy divertidas y al poco tiempo sueltan la bomba, "hoy vamos a hablar de las notas musícales. Coger papel y lápiz".
"¿¿¿ QUEEEE ??? yo quiero seguir tocando"
Bueno, pues una vez asumido que el solfeo “si se toca” vuelta a buscar métodos para ver cual era al que yo me pudiera adaptar para aprender de una manera que me exigiera el menos esfuerzo posible. (Aquí solté un ¡¡¡JAAA!!! pasdo un tiempo)
Y aquí empieza al drama……
Follie! follie delirio vano è questo!
Povera donna, sola,
abbandonata in questo
popoloso deserto Che appellano Parigi,
Che spero or più?
Che far degg'io!
¡Locuras...!. ¡Locuras! Loco deseo es ése…
Pobre mujer, sola,
abandonada en este
populoso desierto que llaman París.
¿Qué puedo esperar ya?
¿Qué puedo hacer?
(La Traviata – Acto primero - escena quinta. Parte del aria de Violeta.
Música de Giuseppe Verdi y libreto de Francesco Maria Piave, basado en la novela de Alejandro Dumas “La dama de las camelias”.)
Así me sentía por dentro, como Teresa Stratas corriendo por el casoplón mientras cantaba esto en la versión de La Traviata de Zeffirelli.
Un autodidacta de los que empezamos desde el cero más absoluto, es imposible que adapte un método, más que nada porque no tenemos ni idea de lo que tiene dentro. Así que tendremos que ser nosotros los que nos adaptemos a los métodos.
Pues hay cientos. Desde los métodos para niños muy pequeños, que esos si que empiezan desde cero, hasta algunos ya bastante avanzados para quienes tiene una buena base, ya sea de conservatorio, de academia o de profesor particular.
Y ahí sale una segunda pincelada de la idiosincrasia humana........ el orgullo.
“ ¡¡¡ YO !!!, que a mis 50 y … que hice tal y lo otro. ¿Cómo es que tengo que empezar ¡¡¡ YO !!! con un libro para niños de 7 años?”
Existen métodos para adultos que quieren empezar desde cero, pero es lo mismo que los de los niños, pero sin dibujos jejejeje. (Lo de no tener dibujitos ya es más llevadero para nuestra dignidad jejejeje. Que raros son estos humanos jejeje)
Y compré uno que después de investigar, creo que es de los que mejor me pueden venir para comenzar.
Lo abro, lo empiezo a leer y ¡¡¡ OPPPS !!! “¿Donde viene la explicación de esto?, ¿Y de esto otro?”, claro eso que no entendía se llama solfeo.
Hay métodos donde el solfeo y la metodología vienen unidos, pero para mi , me puede costar un poco seguirlos. No dudo que exista uno que me venga genial, pero hay tantos que no pude mirarlos todos. Aparte de que satura tanta información y eso hace perder perspectiva.
Así que apliqué “la navaja de Ockham” y lo que hice fue adquirir un método y un libro sobre Teoría Musical (solfeo). Así leyendo el de solfeo puedo practicar el método. Eso solucionado (o casi jeje).
Peeeeero ahí no acaba la cosa, porque claro un cuerpo de 56 años no es lo mismo que uno de 10, ni 20 y por lo tanto articulaciones, músculos, visión y materia gris no están en las mismas condiciones de recibir y poner en práctica lo que que se pretende afrontar.
Así que hay que hacer gimnasia y, gracias a los dioses, para eso también hay libros. (Loados sean jeje).
Estos libros normalmente se les conoce como “Ejercicios de Escalas y Arpegios” (algo que creo fundamental para adquirir soltura, digitación, ejercitar lectura del pentagrama, adquirir memoria muscular y más).
Los hay más amenos, menos amenos y para desquiciarse, pero sobre gustos no hay nada escrito.
El elegido por mi no es de los más amenos, pero es muy progresivo y contundente. Creo que me será muy útil.
Así que, según mi perspectiva y lo que creo que me será útil y lo hará bastante llevadero son tres libros.
Uno de Teoría Musical, un (o dos) método/curso para piano y un libro de Escalas y Arpegios.
¿Y el piano? (Aquí la respuesta comienza con el emoticono de Lindo Pulgoso riéndose).
Por ahora no es necesario.
Dentro de unos días ya se empezará con el, pero primero hay que abrir los libros.
Hasta la primera nota que le saque intentaré hacerlo decentemente.