Mrkeyboard escribió: ↑Mar Sep 05, 2023 1:50 am
Hace semanas había escrito una especie de rendición, diciendo que ya estaba cansado de buscar subir de nivel, que estoy sobrecalificado para mi trabajo, que debería es disfrutar de lo obtenido, que tanta preocupación por la productividad me hacía vivir lo que el libro “
La sociedad del cansancio” denunciaba.
Pero algo dentro de mi seguía insistiendo que debía seguir adelante y de repente, como si fuera un fiero jugador de lucha libre, me lancé con fuerza sobre esa pared mental, con un golpe violento de hombro o como con la fuerza de un ariete, porque no me podía dar por vencido. Y he estado estudiando full, sobretodo con los estudios de Chopin, pero también con algunas cosas de Bach y Beethoven, pero no un estudio sin dirección, sino uno donde trataba de dilucidar qué actitudes mentales me faltan para alcanzar ese nivel virtuoso que tanto quiero. Comprendí que debía incorporar pensamientos nuevos, esquemas mentales más específicos o en todo caso, afianzar cosas sobre las que había reflexionado antes pero que las escribía y no las hacía. Eso me ha pasado mucho, yo llevo años creando un mapa mental con mis búsquedas y reflexiones y a veces llegaba a conclusiones importantes y cuando las iba a escribir ¡Ya las había escrito antes!.
¿Cómo he estado estudiando? Con la memoria en bloques, teniendo muy claro por bloques o frases qué debo tocar, con la mayor claridad mental posible, cómo debe estar armada la mano, qué ataques debo hacer, cuales son las teclas involucradas y mientras más claro lo tengo en la mente, más fácil me sale. Hoy hice una maratón enorme con los estudios de Chopin, toqué todos los del primer volúmen uno detrás de otro (menos 3 que aparté porque no considero importantes) y fui pasando de uno a otro cómodamente.
Otra cosa que hice es darle importancia a la limpieza y perfección técnica como nunca antes. Siempre me he enfocado más en la musicalidad, pero decidí hacer un experimento mental y momentáneamente convertirme en todo lo contrario: esos pianistas “máquina” cuya máxima preocupación es la limpieza y ejecución perfecta. Así que me ponía retos como ¿
cuantas notas sucias podré evitar en este estudio? ¿cuantas veces podré evitar parar por un momento de duda? Por supuesto, todos estos estudios los estoy tocando más lento de lo normal, pero por ahora me conformo con una velocidad media impecablemente tocada.
Otra cosa que he hecho es atreverme a verme a mi mismo como un virtuoso, siempre siento que eso no es para mi sino para otros, los que son famosos, pero esa negativa de querer identificarme con ellos es problemática, porque me quita autoconfianza, enfoque y seguridad. Hay que sentirse poderoso ante el piano, no queda otra. Mi profesora una vez me lo dijo con la balada de Chopin: “
siéntete pianista” y con la palabra
pianista, ella se refería a una actitud de poder, sobriedad, seguridad y control.
No creo que llegue nunca a ser como esos monstruos repertoristas que dicen “voy a montar las 32 sonatas de Beethoven” y las montan, además que no tiene sentido eso para mi, si mi fortaleza está en ser creativo, pero estos días he sentido que he abierto un nueva puerta, sentía que no iba a ser posible, pero ahora sí veo mucho más probable llegar a ese nivel virtuoso como algo natural en mi, todavía me queda trabajo por delante, pero yo me sentía preocupado porque me veía estancado en mi metodología y ahora tengo muy claro el camino a seguir.
Me alegro que hayas vuelto a querer subir de nivel. Que no te des por vencido. Que persigas el arte y no la mera reproducción mecánica.
En la lejanía simpatizo con lo que cuentas.
En los últimos dos meses toqué 10 minutos el 8 de Julio y una hora el 25. Tuve que reconocer que me había quedado sin tiempo, que había que priorizar y que el poco tiempo debía ser dedicado a muchas cosas. Al menos disfruté mucho las vacaciones.
He dedicado mucho tiempo a pensar en este tema de “La sociedad del cansancio”. He sacado la conclusión de que no esforzarse es muy cómodo y tentador. Es la triunfo de la cultura del facilismo, de no autoexigirse.
El punto clave no es exigirse lo mismo que los demás sino exigirse suficientemente para conseguir unos objetivos razonables. Tus objetivos. Poniendo cuidado en que no sean “tóxicos”.
Esto puede ser en el trabajo, en el piano, en los planes de vida con la pareja por poner tres ejemplos.
En el caso del piano, yo leo las partituras de inicio a fin y entonces decido si me las aprendo. La primera consecuencia obvia es que me hago con un repertorio que puedo tocar de memoria. Pero también que me veo obligado a tener que mantenerlo. Primer compromiso: reduce el repertorio. Es triste pero hay que hacerlo.
Otra consecuencia es estructurar el aprendizaje y optimizarlo. Eso reduce el estrés por que en el mismo tiempo haces más cosas, llegas más lejos y el resultado satisface más. Segundo compromiso: organízate. hazte una tabla de trabajo, síguela y que sea realista en el tiempo que tienes.
Otra cosa la notamos los autodidactas muy a menudo. El hecho de no tocar muy a menudo hace que no “aprendas errores” a base de repetirlos. Te das tiempo para escuchar otras interpretaciones y notar cosas que pasaron inadvertidas. Compromiso: no te fíes de la memoria muscular, te abandona si te pones nervioso y la memoria intelectual no te permite improvisarlo todo.
Y voy a comentar un tema que nos pasa a los pianistas clásicos. Especialmente los que gustamos de piezas más allá de las piezas conocidas/populares de Chopin: el rechazo. ¿Habéis notado que si la pieza pasa de tres minutos o tiene algún tipo de estructura el público se impacienta? A mi me pasa con Rachmaninoff. No le dan una oportunidad. ¡Pobre!
Soy el tipo de persona que nota la falta de aliento de los demás y saco conclusiones. En estos dos meses he llegado a la conclusión de que quiero hacer esto y no tocar sólo lo que guste. Al fin y al cabo no vivo de esto.
Ánimo!